En este libro Francis Fukuyama elabora a tres grandes temas: uno la relación existente entre instituciones del ámbito moral que condicionan la estructura económica de una sociedad; en un segundo tema realiza un análisis comparativo y bien documentado de la relación entre sociedad y cultura en sociedades como la China, Francesa, Coreana, Italiana Francesa y Norteamericana desde un amplio horizonte histórico; por último afronta la llegada de la evolución de la humanidad a un estado superior y final consistente en la adopción de un sistema político de democracia liberal con un sistema económico de mercado. Fukuyama explora con éxito las circunstancias que permiten a una sociedad contar con un capital social útil y hasta imprescindible en su desarrollo socio económico y en su estabilidad política. La tradición individualista de cada sociedad, la particular percepción del conjunto social por cada individuo en unas u otras culturas, los condicionantes históricos, económicos y hasta geográficos que han conformado la esencia de cada una de esas culturas, son todos ellos factores que Fukuyama reduce hasta lo elemental y aplica con una lógica aplastante al éxito o fracaso económico actual de cada modelo de sociedad. Como consecuencia de la existencia o no de ese capital social se comprende en gran medida, y por encima incluso de los sistemas económicos y políticos, el nivel de desarrollo de las sociedades. Para Fukuyama, sólo existe un grado elevado de capital social allí donde predomina la confianza, es decir, allí donde los individuos, en tanto que agentes socio económicos, pueden contar en cada pequeña acción con una respuesta normal, honesta y cooperativa de sus semejantes.
Fukuyama se aventura a vislumbrar un futuro en el que las sociedades se aferrarán, pese a la revolución de las comunicaciones, a aquellos elementos de diferenciación cultural que puedan preservar. Si ésta pudiera bien ser una reacción inicial comprensible, es difícil creer que pueda ser duradera. Quizá sea más acertado contemplar a muy largo plazo una humanidad donde la globalización dilapide poco a poco el capital social para, a más largo plazo aún, comenzar a desarrollar toda una nueva sociedad global en la que sí resurjan fórmulas espontáneas de generación de confianza que restituyan de forma natural este factor imprescindible. En todo caso, sí parece evidente que —moleste a quien moleste— las sociedades irán percibiendo que sus posibilidades de éxito radican en la persecución de la satisfacción personal por parte de millones de agentes que, al lograrla, contribuyen tangencialmente al bien común. Ese bien común redunda a su vez en las posibilidades de cada individuo. Lo interesante de la explicación de Fukuyama es su demostración palpable de este hecho como consecuencia natural de la asociación de individuos, y sus variantes en cada tipo de sociedad. Este análisis desmantela toda creencia cientifista en la posibilidad de generar desde un poder benefactor sistemas que sustituyan y mejoren ese mecanismo innato de enriquecimiento individual y social basado en la acción y la responsabilidad de la persona.
(1) Francis Fukuyama. Confianza - Trust (Spanish Edition) (Spanish) Paperback – April, 1996
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